domingo, 3 de junio de 2012


Igualdad de oportunidades



Seamos claros: nunca habrá, realmente, igualdad de oportunidades. A nadie se le escapa que la gente de “buena” posición, de “buena” familia tendrá siempre muchas más oportunidades para casi todo. (Entrecomillo ese “buena” para que no olvidemos que no hace referencia a una familia amorosa o equilibrada, a una familia que sea modelo de comportamiento bondadoso, justo y compasivo, sino simplemente a un entorno familiar con pasta, contactos, eso que hasta hace nada se llamaba “clase”). Aunque sean unos zopencos, podrán ir a los mejores colegios o universidades de pago, contarán con lecciones particulares de apoyo y veranos para practicar inglés, con amigos y conocidos influyentes, con una dentadura excelente y una eficaz confianza en sí mismos —aunque se equivoquen y la pifien, es tan amplia su red de seguridad…—
Y, sin embargo, la igualdad de oportunidades es uno de nuestros ideales más queridos y reivindicados. Sin él no se entendería el Estado social, el Estado de bienestar, el intento de materializar los derechos sociales y económicos de los ciudadanos. Es claro que tal Estado no pretende rebajar drásticamente los privilegios de los ricos, sino redistribuir los bienes básicos para que todos puedan tener acceso a lo fundamental: seguridad social, sanidad y educación de calidad. Lo básico para poder desarrollar una vida digna y para poder competir en el mercado laboral. A diferencia del ideario comunista, no se aboga por una igualdad de resultados, sino de oportunidades, una aproximación que haría posible una —sin duda, más que imperfecta— meritocracia. Si uno tiene una mínima perspectiva histórica, no deja de sorprenderle lo novedoso de tal ideal. Miles de años sin soñarlo siquiera. Apenas doscientos años desde que se empezó a formular; no mucho más de cincuenta desde que se pudo concretar, mejor o peor, en los países europeos.
Este martes, 22 de mayo, ha sido la primera vez que ha habido una huelga conjunta de toda la educación pública española, desde la primaria hasta la universitaria, apoyada por todos los sindicatos mayoritarios y por casi toda la comunidad educativa. Euskadi —junto a otras dos comunidades— ha sido la excepción: al fin y al cabo, aquí somos afortunados y todavía podemos hacer de dique de contención a muchos de esos tijeretazos (que no a todos). Pero la situación general es dramática: en los últimos dos años, 6.300 millones de euros menos invertidos en educación, del 4,9% del PIB al 3,9%, con todo lo que ello supone. Para empezar, más alumnos por clase, menos profesores y menos recursos para los alumnos que necesiten ayudas extra (inmigrantes, jóvenes con deficiencias de atención...), menos becas en general y matriculas universitarias más caras. El progreso (y ser “progresista”) parecía centrarse en gran parte en ir aumentando y mejorando esa soñada “igualdad de oportunidades”. ¿Qué queda, qué quedará ahora de todo ello?

2 comentarios:

  1. En mi opinión, con tantos cambios y recortes el Estado le está haciendo un flaco favor a la Educación, y como consecuencia, a las posibilidades de progreso y desarrollo de nuestro país. Todas las medidas que ha ido adoptando el Gobierno en materia educativa (reducción del presupuesto, de becas y de profesorado)son desproporcionadas y aun así, no suponen el ahorro de una cantidad de dinero suficiente como para solventar una parte significativa de la deuda que acarrea el país.
    Sin embargo, estas medidas están dando lugar a la privatización de la educación, dificultando o impidiendo su acceso a muchos jóvenes procedentes de familias de clase media y baja. Si esto sigue así, en breves podremos ver como solo pueden acceder a la Educación, los hij@s de las familias acomodadas/adineradas ("de los ricos").
    Ya nos podemos ir haciendo una idea del futuro de esta sociedad: la GRAN MAYORIA de la población, con los estudios básicos (o incluso sin ellos), con trabajos precarios y mal remunerados y sin recursos y una MINORÍA ("los ricos"), ocupando los puestos de poder, los cargos importantes y los mejores empleos. Aunque más bien, esto en lugar de la sociedad del futuro sería como retroceder en el tiempo, ¿no?
    Espero que esto no llegue a pasar nunca aunque de momento, el Estado ya está dando sus primeros pasos...

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  2. Creo que como bien dice Vero, flaco favor le hacemos al pais con tano recorte, y más en salud y en educación. Después de luchar y luchar por conseguir derechos como la sanidad o la educación, antes de hacer recortes en otros tantos ámbitos o sectores, que desde mi punto de vista son de menor importancia, nos dedicamos a quitar una parte del bienestar social y a hipotecar a un pais en su formación. Si no apostamos por un futuro basado en la educación, en crear a una sociedad preparada, ¿qué nos deparará el futuro?. Me entristece tanto la situación, me da rabia!, no quiero pensar que entre tanto político corrupto no haya nadie que se plante y que habrá los ojos.

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